Las turbulencias financieras sufridas en Estados Unidos a raíz de la caída de Silicon Valley Bank han avivado los recuerdos de la tormenta de 2008 y han puesto en evidencia que la globalización financiera aún afronta desafíos en un contexto de incertidumbre económica y volatilidad en los mercados. La escalada de la inflación y las políticas monetarias restrictivas que han impulsado los bancos centrales para combatirla, además, se han traducido en un encarecimiento del crédito, pero de impacto diferente entre unos mercados y otros.
Persisten motivos de incertidumbre y volatilidad, como la guerra en Ucrania, el precio de la energía, la sequía y otros problemas climáticos que pueden tener impacto significativo en los mercados de crédito a nivel global. En Europa, la unión bancaria sigue sin completarse por desacuerdos sobre la creación de un fondo de garantía de depósitos común y eso ha frenado en gran medida las operaciones transnacionales. Aun así, la integración ha mejorado respecto a la crisis del euro y, pese a toda la incertidumbre, las primas de riesgo de los países del sur de Europa no se han desbocado.
¿Cuál es el impacto de las últimas turbulencias bancarias en la globalización financiera? ¿Cómo es el riesgo de contagio entre Estados Unidos y Europa? ¿Cómo pueden responder los bancos centrales para seguir combatiendo la inflación y cuán interconectada está su estrategia? ¿Qué necesita Europa para potenciar un gran mercado de capitales único?